Con el corazón en la mano a octavos de final

En un partido que quedará eternamente en el recuerdo de todos los argentinos, la Selección venció 2-1 a Nigeria en el cierre del Grupo D del Mundial y consiguió el ansiado pasaje a octavos de final. Lionel Messi y Marcos Rojo hicieron los goles del equipo de Jorge Sampaoli, mientras que Moses empató transitoriamente para los africanos en un polémico penal.

El primer tiempo arrancó con una Argentina protagonista. La Selección mostró en los primeros minutos el nivel que hasta ahora había estado ausente en Rusia. Con Messi enchufado como bandera y Banega -esta vez si- como su socio ideal, la pelota fue monopolizada en gran parte de la etapa inicial por el combinado nacional.

A los 7 llegó la primera situación de riesgo con Tagliafico pisando el área tras un pase de Banega, algo que se iba a repetir. Porque minutos más tarde Éver le metió un pelotazo impresionante a Messi, que lanzado a la carrera dominó con el muslo y acomodó con la izquierda, todo de aire, para definir con la derecha cruzado para vencer al arquero rival.

Pero el complemento arrancó con un baldazo de agua fría. A los 3 minutos, el árbitro cobró un penal increíble a favor de Nigeria por un supuesto agarrón de Mascherano en el área a la salida de un córner. La revisó el VAR y de inmediato le ratificó la decisión al turco Cakir, que ni fue a verlo a la pantalla. Moses se hizo cargo del penal, remató al palo izquierdo de Armani, que se volcó hacia el otro lado y Nigeria se encontró con un empate impensado.

Se consumía el tiempo. Argentina estaba volcada en ataque pero la jugada no llegaba. Hasta que llegando a los 41 minutos, Mascherano jugó por Pavón y el de Boca abrió para la proyección de Mercado. El ex River lanzó el centro a la carrera con precisión al punto del penal. Allí no estaba Agüero, ni Higuaín y tampoco Messi. Apareció Marcos Rojo y con la derecha definió junto al palo para desatar la locura argentina en San Petersburgo.

Con un sufrimiento en exceso, Argentina se clasificó a los octavos de final del Mundial de Rusia. La Selección logró dejar atrás diez días de malas noticias y donde todo parecía terminado y con este triunfo agónico volvió a vivir. La ilusión volvió a nacer. Y el sábado jugará una nueva final.