
Cuando llegó Rafael Bielsa al estadio cambió todo. El clima entró en ebullición y el encendido discurso del hermano del Loco levantó a los presentes, que cantaron contra la actual dirigencia. Los que dudaban en rechazar o no el balance, se sacaron los miedos después de escuchar al ex canciller.
«Claro que soy un portador de apellido, si el estadio lleva mi apellido como nombre. No fui ni seré nunca dirigente, porque me gusta ser hincha y me siento muy cómodo así. El orgullo es caprichoso pero la dignidad no se negocia», argumentó Rafael con su particular estilo.
Un club no se hunde por un balance. Se hunde por una gestión», fue la última frase de Bielsa, que manifestó su rechazo al balance. A esa altura, el estadio cubierto era un hervidero de gritos, cánticos y discusiones. Por fortuna, esta vez no hubo violencia.