
El último viernes de enero dejó una escena imperdible en el mundo del fútbol. Julián Álvarez, el delantero campeón del mundo, festejó sus 25 años y lo hizo con un toque de humor gracias a Rodrigo De Paul, quien improvisó un insólito regalo en plena práctica con el Atlético de Madrid.
Una vela improvisada y una broma en redes
Mientras el plantel colchonero realizaba los entrenamientos, el ex-Racing sorprendió a su compañero con una «torta» bastante peculiar: una vela improvisada con un pedazo de papel. Con una gran sonrisa, De Paul comenzó a cantarle el cumpleaños a «La Araña», quien enseguida entró en el juego, pero no dejó pasar un detalle: «No prende», bromeó el delantero.
El video del divertido momento rápidamente circuló por redes sociales, donde los hinchas no tardaron en celebrar la buena onda entre los jugadores de la Selección Argentina. Álvarez hasta se tomó un instante para «pedir sus deseos», aunque el humo fue más protagonista que la llama.
Un campeón con todas las copas posibles
Nacido el 31 de enero del 2000 en Calchín, Julián Álvarez ya conquistó los torneos más importantes a nivel clubes y selecciones. Copa del Mundo, Libertadores y Champions League forman parte de su vitrina, un triplete que ni siquiera Lionel Messi pudo completar en su carrera.
Desde su debut con River Plate en 2018 hasta su consolidación en Europa con Manchester City, el cordobés ha demostrado ser un delantero completo y con un instinto goleador letal. Ahora, en Atlético de Madrid, se encuentra rodeado de varios compatriotas de la Albiceleste, lo que explica la complicidad con Rodrigo De Paul en cada entrenamiento.
De Paul, el maestro de la comedia en la Scaloneta
Rodrigo De Paul es uno de los futbolistas que más protagonismo ha ganado fuera de la cancha por su carácter extrovertido y su facilidad para armar bromas. En esta oportunidad, el mediocampista no dejó pasar el cumpleaños de su amigo y, con su creatividad intacta, le organizó un festejo ideal para redes sociales.
«¡Felicidades!«, exclamó el volante cuando Julián sopló la falsa vela, antes de salir corriendo y amagar con darle una patada a un arco de la cancha de práctica. Un momento que refuerza la gran relación entre los campeones del mundo y que los hinchas disfrutan tanto como los propios jugadores.