
El fallecimiento de Omar Arnaldo Palma no solo conmovió profundamente a los hinchas de Rosario Central, sino que también movilizó a figuras del fútbol que compartieron momentos y amistades entrañables con él, más allá de las rivalidades deportivas. Una de las presencias más destacadas en el velatorio que se lleva a cabo en el salón Centenario del Gigante de Arroyito fue la de Julio Zamora, ídolo de Newell’s Old Boys y gran amigo del exfutbolista canalla.
Zamora, quien mantenía una relación cercana y afectuosa con Palma desde hacía muchos años, fue uno de los primeros en llegar al estadio para despedir a su querido amigo. El vínculo entre ambos trascendió las divisiones futbolísticas que suelen marcar a los jugadores de los dos clubes más importantes de Rosario. En este caso, ni la camiseta de Central que defendió Palma ni la de Newell’s que honró Zamora impidieron que su amistad creciera dentro y fuera del campo de juego.
Desde que se abrieron las puertas del velatorio, Zamora estuvo presente en el salón Centenario, cuando aún solo ingresaban los familiares más cercanos y amigos íntimos de Palma. Su temprana asistencia subrayó la importancia que tuvo esta amistad en su vida. No fue una aparición casual; fue una muestra del profundo respeto y cariño que compartían.
Una amistad a prueba de rivalidades
La relación entre Omar Palma y Julio Zamora fue de esas que superan cualquier tipo de rivalidad. A lo largo de los años, los dos exjugadores siempre fueron claros y abiertos sobre su amistad, compartiendo anécdotas y recuerdos cada vez que la prensa o los aficionados les preguntaban por el otro. Aunque defendían los colores de equipos rivales, el respeto mutuo dentro del campo de juego siempre fue evidente, y fuera de él, su conexión era aún más fuerte.
Palma, leyenda de Rosario Central, y Zamora, ídolo de Newell’s Old Boys, coincidieron en varios momentos a lo largo de sus carreras. Uno de los más recordados fue a finales de la década del 80, cuando ambos formaron parte del plantel de River Plate bajo la dirección técnica de César Luis Menotti. Fue una época donde el fútbol los unió dentro del mismo equipo, dejando de lado cualquier rivalidad local y consolidando su amistad.
Zamora siempre tuvo palabras de admiración y respeto hacia Palma, y viceversa. A menudo recordaban esas épocas en River con cariño, así como los momentos en que se enfrentaban en el clásico rosarino. Las batallas en el campo de juego nunca fueron personales, y más allá del fervor del fútbol, siempre encontraron un espacio para compartir fuera de las canchas.
Un adiós entre lágrimas y recuerdos
La presencia de Julio Zamora en el velatorio de Omar Palma dejó en claro que, más allá de los colores que alguna vez defendieron, lo que realmente importa son las relaciones humanas que se forjan a lo largo de una vida. Zamora no solo fue un rival deportivo, sino un amigo entrañable que quiso estar presente en este momento tan doloroso para la familia del Negro Palma y para todo el pueblo canalla.
El hecho de que figuras emblemáticas de clubes rivales se unan en un evento tan significativo como este refleja la trascendencia de la amistad y el respeto en el deporte. Este tipo de gestos ayudan a recordar que, aunque los colores y las camisetas sean importantes en la vida de los hinchas, hay algo aún más grande: la conexión humana que el fútbol es capaz de generar.
El velatorio de Omar Palma continuará hasta la mañana del miércoles, donde más hinchas, amigos y figuras del deporte seguirán acercándose al Gigante de Arroyito para despedir a uno de los jugadores más queridos en la historia de Central. Mientras tanto, la presencia de Zamora, uno de los primeros en llegar, es un testimonio del respeto que el Negro Palma supo ganarse a lo largo de su vida, tanto dentro como fuera de la cancha.