
Pablo Guede, actualmente sin club y en un periodo de tranquilidad profesional, celebró sus 50 años de vida compartiendo su visión del fútbol ante 650 entrenadores y preparadores físicos de todo el país. El evento, organizado por Librofútbol.com en el club Comunicaciones, fue un espacio para debatir, entrenar y compartir conceptos con referentes como Leandro Romagnoli, Germán Voboril, Leonardo Madelón y Christian Bardaro.
A pesar de estar alejado del ruedo, Guede dejó en claro que su pasión y conocimiento sobre el juego están más vigentes que nunca. Con el enfoque en su obsesión táctica, la «presión», delineó los pilares que caracterizan a sus equipos y los fundamentos que considera esenciales para maximizar la intensidad en el fútbol moderno.
La «presión» según Guede: mucho más que correr
Para Guede, la intensidad y la presión no se reducen a un esfuerzo físico desmedido. “Intensidad no es correr más, es correr más rápido en menos espacios, y que ese esfuerzo tenga premio, como recuperar la pelota”, explicó durante una de sus sesiones prácticas.
El técnico utiliza ejercicios en espacios reducidos, divididos en cuadrados, para fomentar sociedades entre jugadores, como laterales con centrales o enganches con delanteros. Estos trabajos, que considera básicos incluso como calentamiento, integran conceptos ofensivos y defensivos, y buscan mecanizar reacciones inmediatas tras la pérdida de la posesión.
“Todos deben participar en la presión, empezando por el delantero”, señaló. Según Guede, el posicionamiento colectivo es clave: “Si un jugador no está bien ubicado, rompe el bloque y facilita la tarea del rival”.
Recuperación tras la pérdida y adaptación al rival
Uno de los puntos fuertes de la filosofía de Guede es la reacción organizada tras la pérdida de la pelota. “La recuperación empieza con la cantidad de jugadores involucrados en la elaboración. Si juntás gente en ataque, tenés más herramientas para presionar al perderla”, explicó.
Además, destacó cómo adapta sus patrones de presión en función de las características del rival. “Dependo del adversario. Si tienen un 9 posicional o un enganche, cambio la presión. Siempre hay un patrón, pero identificamos los puntos débiles, como un mal control o un mediocampista al que le cuesta girar, y vamos ahí”, agregó, resaltando la importancia de la coordinación para garantizar el éxito en estas estrategias.
Cercanía física y mental con los rivales
En los ejercicios defensivos, Guede insiste en la proximidad entre los centrales y los delanteros rivales. “Los centrales tienen que estar pegados al delantero, tocarlos, medirlos. No les des la chance de girar o limpiarte con un pase”, detalló.
A pesar de su énfasis en la presión alta, admite que hay contextos donde la estrategia debe ajustarse. “No siempre se puede presionar igual. Contra equipos como Pumas en México, a 2600 metros de altura y con 45 grados, tenés que evaluar cada situación”, reflexionó.
El jugador argentino y la pasión como motor
Guede también destacó la versatilidad del futbolista argentino, a quien considera capaz de adaptarse a cualquier entorno, desde el pasto alto hasta condiciones climáticas extremas. “Puede costar al principio, pero siempre encuentra la forma de adaptarse y rendir”, aseguró.
Consultado sobre la presión en el fútbol argentino, el técnico fue contundente: “Presión hay en todos lados. Lo que distingue a la Argentina es la pasión. Si se maneja en la medida justa, te impulsa a enfrentar desafíos que parecen imposibles”.
En pausa, pero con la llama intacta
Aunque Guede aseguró que no tiene prisa por volver a dirigir, dejando abierta la posibilidad de regresar en 2025, su participación en este congreso demuestra que su vínculo con el fútbol sigue siendo profundo. Sus conceptos, prácticos y teóricos, resonaron entre los asistentes, quienes se llevaron lecciones sobre cómo optimizar la intensidad y la presión en el juego moderno.
Guede continúa siendo un referente por su capacidad de reinventar los fundamentos del fútbol y adaptarlos a las exigencias actuales, dejando claro que, aunque esté en pausa, su influencia sigue vigente en el fútbol argentino y más allá.